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Partiendo de Cavaillon, nos dirigimos hacia un recorrido en bicicleta bajo los colores emblemáticos del Luberon, con su tierra ocre, sus campos de lavanda y sus laderas verdes y exuberantes. Comenzaremos siguiendo el límite norte del Petit Luberon. Los pueblos y los numerosos castillos de nuestra ruta reflejan la rica historia de la zona, donde la nobleza local disfrutó de varios siglos de opulencia. La garriga, los bosques de pinos, los campos de lavanda, las viñas y los huertos, junto con el omnipresente sonido de las cigarras, nos recuerdan constantemente que estamos en la Provenza. Los acantilados de Buoux, al pie de los cuales discurre el Aiguebrun, nos invitan a adentrarnos en el Gran Luberon. Nuestra ruta se dirige entonces hacia el norte, hacia el famoso país ocre de Rustrel y el Rosellón, con sus capas casi surrealistas de tierra multicolor. A continuación, nos dirigimos hacia el hermoso pueblo de Gordes, encaramado con orgullo en un promontorio rocoso. Inspirados por las frescas aguas que descienden de los Montes de Vaucluse, regresaremos suavemente a nuestro punto de partida y de llegada en Cavaillon, con la cabeza llena de recuerdos de la encantadora Provenza.
En esta excursión en bicicleta, puedes elegir entre varias opciones de ruta cada día. Tú decides espontáneamente - en función de tu forma física, tu estado de forma diario y tus preferencias - qué ruta te atrae más.
Inicio del itinerario: Los servicios de Vélorizons comienzan el primer día a las 10.00 horas en la estación de tren SNCF de Cavaillon.
Si lo deseas, podemos reservarte el alojamiento de la noche anterior en Cavaillon.
Cavaillon, bonita ciudad provenzal situada a orillas del Durance, perteneció al Comtat Venaissin (Estado Pontificio independiente), entre los siglos XIII y XVIII.
Desde aquí, unos pocas vuelats de pedal nos adentran en el Parc Natural Régional du Luberon. El primer pueblo que atravesamos es Robion, típico pueblo provenzal con su plaza a la sombra de los plátanos, su fuente, las ruinas de un castillo feudal y una capilla encaramada en lo alto de un monte rocoso que domina el pueblo. Nuestra ruta nos lleva por el borde del Petit Luberon, de pueblo en pueblo y de castillo en castillo, con nombres que evocan la atormentada historia de las guerras de religión francesas: Oppèdes le Vieux, Ménerbes, así como Lacoste y Bonnieux... ¡dos hermanos enemigos! Bastión protestante, Lacoste fue testigo de varios episodios de represión contra los vaudois del Luberon durante el siglo XVI. Sin embargo, el pueblo es conocido sobre todo por su castillo en ruinas, propiedad del Marqués de Sade durante el siglo XVIII. Anteriormente propiedad de los señores de Agoult, Bonnieux fue también una base templaria, antes de convertirse en tierra papal durante cuatro siglos, a la llegada de los papas a Aviñón. Con sus numerosas mansiones privadas, Bonnieux ha conservado su aire de opulenta ciudad pontificia, y es el destino de nuestra primera parada nocturna.
Al salir de Bonnieux, nos dirigimos hacia el este, en dirección a Buoux. Una vez pasada la Combe de Bonnieux, que separa el Luberon en dos, entramos en el Grand Luberon, más salvaje, más verde y tan cargado de historia como el Petit Luberon. El río Aiguebrun corre al pie de los acantilados de Buoux, seguido durante siglos hacia el norte por las caravanas de mulas que traían la sal de Provenza. El valle forma una puerta natural que estaba estrechamente vigilada, dominada por el imponente fuerte de Buoux. Una corta subida nos lleva al Plateau des Claparèdes, una árida meseta que evoca la austera Provenza del autor francés Giono. La meseta alberga varias «Bories», pequeñas cabañas de piedra seca que los pastores utilizaban como refugio. Desde la meseta, descendemos suavemente hacia el bonito pueblo de Saignon, con magníficas vistas de Apt y de la campiña circundante. Seguiremos descendiendo hasta Apt, a la que llegaremos por el carril bici de Cavalon. Capital del Luberon, la ciudad merece una visita por su catedral, sus bonitas calles adoquinadas y la Maison du Parc (Casa del Parque), que ofrece abundante información sobre la zona. Desde Apt, nos adentramos en el país del ocre. Hacia el Norte, pasando por Villard para los ciclistas más valientes, o directamente hacia el Noreste para los que prefieran una ruta más fácil. Lamentablemente, el famoso «Colorado provenzal» de Rustrel se encuentra demasiado al este de nuestro itinerario (incluido en la versión de 4 días). Sin embargo, pasamos por las Minas de Broux, que ofrecen visitas guiadas a través de 650 m de galerías y túneles, algunos de los cuales alcanzan los 15 m de altura, en una red subterránea de más de 40 km... No te puedes perder la puesta de sol sobre los ocres del Rosellón. Las tonalidades amarillas, rojas y naranjas de la tierra en el «Sentier des Ochres» son el sueño de cualquier fotógrafo. Considerado uno de los «pueblos más bonitos de Francia», Rosellón ofrece un marco inmejorable para esta segunda parada nocturna.
Distancia y desnivel:
El paisaje vuelve a cambiar después del Rosellón. Dejamos atrás las colinas ocres, sustituidas por los clásicos colores provenzales de viñedos y huertos. El punto culminante de la ruta de hoy es Gordes, encaramado en un promontorio rocoso donde disfruta del sol provenzal, con los Montes de Vaucluse como telón de fondo. El pueblo es un magnífico ejemplo de construcción tradicional con muros de piedra seca, y sus casas se integran perfectamente en el paisaje circundante. Icono de la Provenza, Gordes también está considerado uno de los pueblos más bonitos de Francia. Desde aquí hay 2 opciones, descender suavemente de vuelta hacia Cavaillon, o tomar un desvío y subir por la bonita carretera que lleva a la Abadía de Sénanque. Sénanque es la más impresionante de las «tres hermanas cistercienses» de Provenza. Nos acercamos a la abadía por una meseta que se adentra en el estrecho valle de Sénancole, oculto del mundo exterior y sede de la abadía desde hace más de 8 siglos.
Unas cuantas pedaladas nos conducen a Cabrières d'Avignon, y después a Lagnes. Desde aquí hay otra oportunidad de hacer una vuelta extra pasando por el bonito pueblo de Fontaine de Vaucluse, nacimiento del río Sorgue. El manantial, el mayor de Francia, está situado al pie de un espectacular acantilado de piedra caliza de 230 m. Una ruta por carreteras secundarias a través de huertos y campos nos lleva suavemente de vuelta a Cavaillon.
Distancia y desnivel:
Las distancias y los desniveles son indicativos y pueden variar.
Fin del itinerario: Los servicios de Vélorizons terminan en Cavaillon el último día hacia las 16:00 horas.
Si lo deseas, podemos reservarte alojamiento para la noche siguiente en Cavaillon.
Inicio del itinerario: Los servicios de Vélorizons comienzan el primer día a las 10.00 horas en la estación de tren SNCF de Cavaillon.
Si lo deseas, podemos reservarte el alojamiento de la noche anterior en Cavaillon.
Cavaillon, bonita ciudad provenzal situada a orillas del Durance, perteneció al Comtat Venaissin (Estado Pontificio independiente), entre los siglos XIII y XVIII.
Desde aquí, unos pocas vuelats de pedal nos adentran en el Parc Natural Régional du Luberon. El primer pueblo que atravesamos es Robion, típico pueblo provenzal con su plaza a la sombra de los plátanos, su fuente, las ruinas de un castillo feudal y una capilla encaramada en lo alto de un monte rocoso que domina el pueblo. Nuestra ruta nos lleva por el borde del Petit Luberon, de pueblo en pueblo y de castillo en castillo, con nombres que evocan la atormentada historia de las guerras de religión francesas: Oppèdes le Vieux, Ménerbes, así como Lacoste y Bonnieux... ¡dos hermanos enemigos! Bastión protestante, Lacoste fue testigo de varios episodios de represión contra los vaudois del Luberon durante el siglo XVI. Sin embargo, el pueblo es conocido sobre todo por su castillo en ruinas, propiedad del Marqués de Sade durante el siglo XVIII. Anteriormente propiedad de los señores de Agoult, Bonnieux fue también una base templaria, antes de convertirse en tierra papal durante cuatro siglos, a la llegada de los papas a Aviñón. Con sus numerosas mansiones privadas, Bonnieux ha conservado su aire de opulenta ciudad pontificia, y es el destino de nuestra primera parada nocturna.
Al salir de Bonnieux, nos dirigimos hacia el este, en dirección a Buoux. Una vez pasada la Combe de Bonnieux, que separa el Luberon en dos, entramos en el Grand Luberon, más salvaje, más verde y tan cargado de historia como el Petit Luberon. El río Aiguebrun corre al pie de los acantilados de Buoux, seguido durante siglos hacia el norte por las caravanas de mulas que traían la sal de Provenza. El valle forma una puerta natural que estaba estrechamente vigilada, dominada por el imponente fuerte de Buoux. Una corta subida nos lleva al Plateau des Claparèdes, una árida meseta que evoca la austera Provenza del autor francés Giono. La meseta alberga varias «Bories», pequeñas cabañas de piedra seca que los pastores utilizaban como refugio. Desde la meseta, descendemos suavemente hacia el bonito pueblo de Saignon, con magníficas vistas de Apt y de la campiña circundante. Continuaremos el descenso hasta Céreste, a los pies del Luberon. Etapa de la antigua Vía Domitia, Céreste ha conservado su función de importante ciudad de paso desde la Edad Media, con varias hospederías y restaurantes que acogen a los viajeros de paso. Y para los que aún tengan energía, un circuito de ida y vuelta desde Céreste ofrece la posibilidad de visitar el bonito y misterioso Prieuré de Carluc (priorato).
Distancia y desnivel:
La proximidad del Colorado Provenzal, y la importancia que la extracción del ocre tuvo en la economía de la zona, nos invita a dirigirnos hacia el norte, a Rustrel. Pero antes hay que afrontar la subida que nos lleva por el Col des Quatre Chemins. Durante el ascenso atravesamos Viens, un bonito pueblo medieval construido en forma de espiral y encaramado en lo alto de un saliente rocoso. Su pintoresco entramado de calles bien merece una visita (y ofrece una buena excusa para descansar de la subida...). Un gran descenso nos lleva a Gignac y su castillo, y luego a los pies de Rustrel, el Colorado provenzal y sus canteras de tierra ocre. Aparcamos las bicicletas y damos un corto paseo por el Colorado multicolor, con su mezcla de tierra amarilla, roja y naranja, un paraíso para paisajistas y fotógrafos. Rustrel es un bonito pueblo con un imponente castillo torreado del siglo XVII, a los pies del Grand-Montagne, que culmina a más de 1.000 metros sobre el nivel del mar. Pero el día aún no ha terminado. Ni mucho menos. Ahora ponemos rumbo oeste para emprender el regreso. Los más en forma tienen la oportunidad de subir de nuevo antes de descender a Apt, capital del Luberon, con su catedral, sus bonitas calles adoquinadas y la Maison du Parc (casa del parque), que ofrece abundante información sobre la zona. Los distintos itinerarios vuelven a unirse antes de llegar a las Minas de Broux, que ofrecen visitas guiadas a través de 650 m de galerías y túneles, algunos de los cuales alcanzan los 15 m de altura, en una red subterránea de más de 40 km... No te pierdas la puesta de sol desde Roussillon, con vistas a las colinas ocres. Considerado uno de los «pueblos más bonitos de Francia», Roussillon ofrece un marco magnífico para nuestra última parada nocturna.
Distancia y desnivel:
El paisaje vuelve a cambiar después del Rosellón. Dejamos atrás las colinas ocres, sustituidas por los clásicos colores provenzales de viñedos y huertos. El punto culminante de la ruta de hoy es Gordes, encaramado en un promontorio rocoso donde disfruta del sol provenzal, con los Montes de Vaucluse como telón de fondo. El pueblo es un magnífico ejemplo de construcción tradicional con muros de piedra seca, y sus casas se integran perfectamente en el paisaje circundante. Icono de la Provenza, Gordes también está considerado uno de los pueblos más bonitos de Francia. Desde aquí hay 2 opciones, descender suavemente de vuelta hacia Cavaillon, o tomar un desvío y subir por la bonita carretera que lleva a la Abadía de Sénanque. Sénanque es la más impresionante de las «tres hermanas cistercienses» de Provenza. Nos acercamos a la abadía por una meseta que se adentra en el estrecho valle de Sénancole, oculto del mundo exterior y sede de la abadía desde hace más de 8 siglos.
Unas cuantas pedaladas nos conducen a Cabrières d'Avignon, y después a Lagnes. Desde aquí hay otra oportunidad de hacer una vuelta extra pasando por el bonito pueblo de Fontaine de Vaucluse, nacimiento del río Sorgue. El manantial, el mayor de Francia, está situado al pie de un espectacular acantilado de piedra caliza de 230 m. Una ruta por carreteras secundarias a través de huertos y campos nos lleva suavemente de vuelta a Cavaillon.
Distancia y desnivel:
Las distancias y los desniveles son indicativos y pueden variar.
Fin del itinerario: Los servicios de Vélorizons terminan en Cavaillon el último día hacia las 16:00 horas.
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